martes, 27 de diciembre de 2011

Calor que se pierde al no cerrar adecuadamente las ventanas
En los fríos días de invierno la calefacción convierte nuestros hogares en un lugar especialmente acogedor y cómodo. Pero tan importante como los radiadores es contar con un adecuado aislamiento en la vivienda para conservar el calor y evitar que el gasto se dispare.

Lograr una temperatura adecuada dentro del hogar, procurando que esté siempre entre los 21 y 22 grados, es fundamental en varios aspectos. En primer lugar porque una temperatura inferior evidentemente no resulta agradable, y además puede traer problemas de salud para los ancianos y los más pequeños. Mientras que una temperatura más elevada también puede resultar perjudicial, según indican los expertos, y provocar somnolencia y depresión. Y no hay que olvidar además que cada grado adicional supone un 5% más de consumo de energía. 
Por ello conviene tener en casa tanto un sistema de calefacción como un aislamiento adecuado para evitar cambios bruscos de temperatura en diferencias estancias, así como un gasto innecesario. Hay que tener en cuenta que un aislamiento eficaz logra un ahorro de hasta un 30% de la calefacción. Ese aislamiento debe centrarse especialmente en las ventanas, fundamentales por su aporte de luz y para ventilar el interior, pero también el punto más vulnerable de la casa en lo que a la conservación de la temperatura se refiere.
Costumbres cotidianas
Para facilitar la conservación de la temperatura podemos en primer lugar poner en práctica algunos hábitos sencillos en nuestro día a día, sin necesidad de reforma alguna. Un truco muy sencillo es el de bajar las persianas por la noche, de esa manera se logra un mejor aislamiento especialmente si tenemos en cuenta que en esos momentos se alcanzan las temperaturas más bajas. Luego, durante el día, se vuelven a subir para que la luz del sol ayude a calentar el interior. Para ello es conveniente tener los cristales limpios, de forma que se pueda filtrar  la mayor cantidad de luz posible.
Con el fin de airear el interior de la vivienda conviene abrir las ventanas, aprovechando para ello el momento más cálido del día o bien en el momento previo a salir de casa. Diez minutos son suficientes para ventilar adecuadamente una habitación. El resto del tiempo es aconsejable mantener las ventanas cerradas con los pestillos, que reducen fugas de aire en los resquicios alrededor de los marcos de las ventanas. Las cortinas por su parte también contribuyen a mantener la temperatura del interior.
Reformas para lograr un buen aislamiento
Pero estos gestos no serán eficientes si las ventanas tienen algún defecto que permita la salida del calor. Por ello hay que comprobar que los vidrios de todas las ventanas tienen correctamente puesta la masilla. Podemos colocar burletes de goma o fieltro, que se pegan o clavan entre el marco y la hoja y con ellos puede lograrse reducir hasta un 70% el escape del aire caliente. También debemos comprobar los cajetines de las persianas, un lugar que a menudo supone una importante vía de escape del calor.
Colocar un doble acristalamiento en las ventanas es una opción que cuenta con dos importantes ventajas. En primer lugar aísla el calor con mucha mayor efectividad al no ser el mismo cristal el que esté en contacto entre el frío exterior y el calor del interior. Y además logra un aislamiento acústico que en determinados casos en los que la cercanía de bares o carreteras transitadas suponga un problema. 

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